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"Este gran hombre de Dios fue el gestor de una revolución religiosa y cultural que cambió el rumbo de la historia en el mundo..."

 

Martín Lutero. Teólogo y reformador religioso alemán nació en Eisleben en 1483. Atendía la escuela latina en Mansfeld desde 1488, continuando sus estudios en Magdeburgo y luego en Eisenach. En 1501, empieza sus estudios en Erfurt con la intención de hacerse abogado. En 1505, tomó una decisión que iba a cambiar el curso de su vida de manera radical. Decidió entrar al monasterio Augustino en Erfurt.

Esa decisión, junto a la búsqueda de un Dios de Gracia y la voluntad del mismo, culminó en el desarrollo de la reforma de la iglesia. En 1507, con 24 años, fue ordenado sacerdote y tres años más tarde viajó a Roma, la capital de la cristiandad; pero este viaje, lejos de ayudarle en su búsqueda espiritual, tuvo para él el efecto contrario al percatarse de la frivolidad y mundanalidad en la que aquella iglesia había caído.

Las experiencias negativas que Lutero tuvo con los medios eclesiales de gracia, no sólo favorecieron la crítica respecto al lamentable estado de las prácticas en la iglesia, sino más bien obligaron a una revisión fundamental de la teología medieval. De vuelta a su patria se doctoró en teología en 1512 comenzando a dar clases en la universidad de Wittenberg. Las ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín Lutero a estudiar las Escrituras en profundidad. Influenciado por la vocación humanista de ir ad fontes («a las fuentes»), se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto, términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Lutero, convencido ahora de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de ellas la doctrina de la justificación sólo por la fe. Lutero empezó a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe.

Uno de los puntos más críticos de Lutero hacia la Iglesia Católica fueron la compra venta de indulgencias. En 1517 aparece en escena un monje dominico, Tetzel, predicador de las indulgencias, que planteaba que por medio de la compra de indulgencias, según la enseñanza tradicional, se libraba a las almas recluidas en el purgatorio de los tormentos del mismo. El dinero obtenido sería invertido, a partes iguales, en la erección de la basílica de San Pedro en Roma y en la compra por parte de Alberto de Hohenzollern de un obispado. Lutero vio este tráfico de indulgencias como un abuso que podría confundir a la gente y llevarla a confiar solamente en las indulgencias, dejando de lado la confesión y el arrepentimiento verdadero.

Lutero predicó tres sermones contra las indulgencias en 1516 y 1517. Pero su molestia siguió creciendo y, según la tradición, el 31 de octubre de 1517 fueron clavadas las 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg como una invitación abierta a debatirlas. Las tesis condenaban la avaricia y el paganismo en la Iglesia como un abuso, y pedían una disputa teológica en lo que las indulgencias podían dar. Este documento fue la chispa que puso en marcha todo un proceso cuyas consecuencias iban a ser de largo alcance.

Su crítica pública contra el abuso de las cartas de indulgencias en 1517 no solo produjo la discusión deseada, sino que además causó la apertura de un tribunal de inquisición, culminando en la excomulgación de Lutero, después de la dieta imperial de Worms, en 1521. Federico el Sabio organizó un "secuestro" para proteger la vida de Martín Lutero. Fue así, que Lutero se quedó en el castillo Wartburg como Doncel Jorge por casi un año, traduciendo el Nuevo Testamento al alemán. El 15 de junio de 1520 León X publicó la bula de excomunión de Lutero titulada Exsurge Domine; cuando Lutero la recibió se dirigió al pudridero de la ciudad y, juntamente con el Derecho Canónico, la arrojó a las llamas. La ruptura estaba consumada. Lutero había osado levantarse él solo ante todo un sistema religioso de más de mil años de antigüedad, con el solo apoyo de la Palabra de Dios.

En ese mismo año de su condenación Lutero escribió algunas de sus mejores obras: A la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y La libertad cristiana. Lutero viajó a Worms bajo la protección de un salvoconducto y allí, conminado ante Carlos V, a pronunciarse sobre sus doctrinas pronunció las memorables palabras: "Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las

Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia." Con esto, Lutero se había enfrentado al poder religioso y ahora lo estaba haciendo al poder secular. Las dos grandes instituciones: Iglesia e Imperio no estaban por encima de la Palabra, sino sujetas a ella, esta era la convicción de Martín Lutero.

La ruptura más evidente con los votos monásticos se realizó cuando se casó con la ex monja Catarina de Bora, en Junio de 1525. Ahí, se formó el núcleo principal de la casa parroquial evangélica. "Después de la Palabra de Dios no hay un tesoro más precioso que el santo matrimonio. El mayor don de Dios sobre la tierra es una esposa piadosa, alegre, temerosa de Dios y hogareña, con la que puedes vivir en paz, a la que puedes confiar tus bienes, tu cuerpo y tu vida." Después de la guerra de campesinos en 1525, reprobada por Lutero, el reformador promovía la formación de una Iglesia Evangélica territorial con regulaciones eclesiales. El término “Protestante” surgió en 1529, cuando en la ciudad alemana de Spira los príncipes y nobles, seguidores de las enseñanzas de Lutero, protestaron ruidosamente contra el decreto del Emperador Carlos V, que quería obligarlos a retornar al catolicismo; pronto la fe protestante se extendió fuera de Alemania, primero hacia el Báltico: Dinamarca, Suecia, Noruega, Islandia y Finlandia: también los predicadores luteranos entraron en Suiza, Holanda, Hungría, Polonia, Italia, Francia, Y España; en esta última, la naciente Iglesia protestante fue cruelmente destruida; aun cuando dos de sus miembros más notables escaparon con vida: Casiodoro de Reina y Cipriano Valera, quienes dedicaron sus vidas a traducir la Biblia al idioma Castellano.

Con su traducción de la Biblia al Alemán, Martín Lutero ganó fama permanente en relación con la unificación del idioma alemán. Hoy en Día, unos 70 millones de fieles pertenecen a la Iglesia Luterana. Hasta 1534 sólo circulaban traducciones al latín de la sagrada escritura, cuya lectura y estudio estaban destinados a sacerdotes y eruditos. La traducción de Lutero intentó poner la Biblia al alcance de la población, siguiendo su idea de que cada lector y no la iglesia es responsable de la interpretación de la Biblia.

Para conseguir su objetivo, Lutero inventó una suerte de mezcla entre las características común de los dialectos que por entonces se hablaban en Alemania y el latín y así creó el llamado "alemán puro", un idioma artificial que es la base de la actual lengua alemana. Su mejor discípulo y amigo, lo ayudó en la traducción de la Biblia, era judío. Su nombre, Philippi Melanchton.

Lutero publicó su Biblia apenas 60 años después de la invención de la imprenta (Gutemberg) y con ello se transformó en el primer libro de circulación masiva de la historia y también marcó el inicio de otra revolución: la lectura masiva. Lutero falleció en Eisbelen, su ciudad natal, en febrero de 1546 y fue sepultado en la iglesia del castillo en Wittenberg.

 

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